La transformación digital es una palabra cada vez más presente para todo tipo de negocios. Algunos la ven como una oportunidad, otros con miedo y los hay quienes piensan, de forma equivocada, que es algo que no va con ellos. La realidad es que, hoy por hoy, estar en Internet es, prácticamente, imprescindible. Y para ello hay que saber afrontar los retos de la transformación digital para aprovecharlos a nuestro favor. Este camino no tiene por qué ser algo demasiado complicado si tenemos claro lo que somos y a dónde queremos ir. Y si aceptamos que adaptarnos a las nuevas tecnologías no es algo solo tecnológico, sino que es cultural, se refiere a dinámicas, a formas de actuar y de trabajar distintas.
Cómo afrontar la transformación digital
Un elemento fundamental para no quedarnos atrás en el mundo digital es saber ser flexibles y tener la mente abierta. No se trata, ni mucho menos, de pensar que vamos a pasarnos a Internet y descuidamos, por tanto, nuestras tiendas o negocios físicos. O nuestro contacto personal con los clientes o usuarios. Todo lo contrario, Internet, como ya lo fue el fax en su día, o el teléfono, es una herramienta que nos complementa y que debemos saber usar en nuestro propio beneficio. Así que lo primero es eliminar todos los temores y juicios previos y ser cada vez más multicanal.
Una adaptación a la era digital dirigida
Otro aspecto fundamental y básico para que el cambio llegue a todos los sectores y sea efectivo es que esté bien dirigido. Una persona o grupo de personas deben supervisar y dirigir esta transformación. Puede ser incluso una empresa externa, pero con la coordinación de alguien de dentro de la empresa, que será quien se encargue de mantener la tendencia una vez que la empresa contratada empiece a pasar a un segundo plano.
Formación a los empleados y paciencia
Cuando se avecinan cambios en una empresa, la primera reacción, casi instintiva, es que seamos reacios a ellos. No obstante, con una buena formación, con las charlas o las explicaciones pertinentes, conseguiremos que los trabajadores asuman que la transformación a lo digital es algo no sólo útil, sino también beneficioso para la empresa. Y en muchos casos, también para ellos, pues facilita muchas tareas, elimina otras más rutinarias y abre un mundo de posibilidades totalmente nuevo. También deberás reconocer qué empleados son más proclives al cambio y cuáles no, e incluso puedes hacer que los más jóvenes o «nativos digitales» guíen a los más mayores o a aquellos a los que les pueda costar más adaptarse.
En la misma línea, crear una serie de incentivos o premios para aquellos que mejor se adapten al nuevo sistema de trabajo puede resultar también muy interesante y motivador para todas las partes.
Otra forma de hacer ver a tu gente que lo digital les puede beneficiar es posibilitando el teletrabajo para aquellos que lo reclamen o lo necesiten, ya sea de una forma puntual o permanente. Calentar la silla en una oficina es cada vez menos necesario para gran cantidad de trabajos. Lo que prima es la productividad y la confianza mutua.
Inversión en tecnología digital
No sirve de nada querer subirnos al carro de los nuevos tiempos, si no invertimos un mínimo de recursos y tecnología en ellos. Las bases de datos, los sistemas operativos e incluso los planes de seguridad eficientes son tan importantes o más que el mero objetivo del cambio en sí mismo. Prueba de ellos son las millonarias cifras en servidores y ciberseguridad de las principales empresas del mundo tecnológico.
Los retos de la transformación digital están ya ahí y tan solo hay que saber afrontarlos y superarlos con todas las herramientas a nuestro alcance.